Capítulo 6: Auxiliares del Servicio de
Educación Cristiana
SECCIÓN A: Asociación Teológica de
América Latina (ATAL)
CONSTITUCIÓN
ARTÍCULO III. VERDADES FUNDAMENTALES
1.5 LA SALVACIÓN DEL HOMBRE
La única esperanza de redención para el hombre es a través
de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios.
1.5.1 Condiciones para la salvación
La salvación se recibe a través del arrepentimiento para con
Dios y la fe en el Señor Jesucristo. El hombre se convierte
en hijo y heredero de Dios según la esperanza de vida eterna
por el lavamiento de la regeneración, la renovación del
Espíritu Santo y la justificación por la gracia a través de
la fe (Lucas 24:47; Juan 3:3; Romanos 10:13-15; Efesios 2:8;
Tito 2:11; 3:5-7)
1.5.2 Evidencias de la salvación
La evidencia interna de salvación es el testimonio directo
del Espíritu (Romanos 8:16). La evidencia externa ante todos
los hombres es una vida de justicia y verdadera santidad
(Efesios 4:24; Tito 2:12).
1.6 LAS ORDENANZAS DE LA IGLESIA
1.6.1 El bautismo en agua
Las Escrituras establecen la ordenanza del bautismo en agua
por inmersión. Todos los que se arrepienten y creen en
Cristo como Salvador y Señor deben ser bautizados. De esta
manera declaran ante el mundo que han muerto con Cristo y
que han sido resucitados con El para andar en nueva vida
(Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 10:47, 48; Romanos 6:4).
1.6.2 La santa comunión
La Cena del Señor, que consiste en la participación de las
especies eucarísticas –el pan y el fruto de la vid –es el
símbolo que expresa nuestra participación de la naturaleza
divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4); un
recordatorio de sus sufrimientos y su muerte (1 Corintios
11:26); y una profecía de su segunda venida (1 Corintios
11:26); y un mandato para todos los creyentes “¡hasta que él
venga!”
1.7 EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO
Todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben
buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en
el Espíritu Santo y fuego, según el mandato del Señor
Jesucristo. Este era la experiencia normal y común de toda
la primera iglesia cristiana. Con el bautismo viene una
investidura de poder para la vida y el servicio y la
concesión de los dones espirituales y su uso en el
ministerio (Lucas 24:49; Hechos 1:4, 8; 1 Corintios
12:1-31). Esta experiencia es distinta a la del nuevo
nacimiento y subsecuente a ella (Hechos 8:12-17; 10:44-46;
11:14-16; 15:7-9). Con el bautismo en el Espíritu Santo el
creyente reciba experiencias como la de ser lleno del
Espíritu (Juan 7:37-39; Hechos 4:8), una reverencia más
profunda para Dios (Hechos 2:43; Hebreos 12:28), una
consagración más intensa a Dios y dedicación a su obra
(Hechos 2:42), y un amor más activo para Cristo, para su
Palabra y para los perdidos (Marcos 16:20).
1.8 LA EVIDENCIA FÍSICA INICIAL DEL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU
SANTO
El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo se
evidencia con la señal física inicial de hablar en otras
lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2:4). El hablar
en lenguas en este caso es esencialmente lo mismo que el don
de lenguas (1 Corintios 12:4-10, 28), pero es diferente en
propósito y uso.
1.9 LA SANTIFICACIÓN
La santificación es un acto de separación de todo lo malo, y
de dedicación a Dios (Romanos 12:1; 1 Tesalonicenses 5:23;
Hebreos 13:12). La Biblia prescribe una vida de “santidad
sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Por el
poder del Espíritu Santo podemos obedecer el mandato que
dice: “Sed santos porque yo soy santo” (1 Pedro 1:15, 16).
La santificación se efectúa en el creyente cuando éste
reconoce su identidad con Cristo en su muerte y su
resurrección, y por fe se propone vivir cada día en esta
unión con Cristo, y somete todas sus facultades al dominio
del Espíritu Santo (Romanos 6:1-11, 13; 8:1, 2, 13; Gálatas
2:20; Filipenses 2:12, 13; 1 Pedro 1:5).
1.10 LA IGLESIA Y SU MISIÓN
La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el
Espíritu, con el encargo divino de llevar a cabo su gran
comisión. Todo creyente, nacido del Espíritu Santo, es parte
integral de la asamblea general e iglesia de los
primogénitos, que están inscritos en los cielos (Efesios
1:22, 23; 2:22; Hebreos 12:23).
Siendo que el propósito de Dios en relación con el hombre es
buscar y salvar lo que se había perdido, ser adorado por el
ser humano y edificar un cuerpo de creyentes a la imagen de
su Hijo, la principal razón de ser de las Asambleas de Dios
como parte de la Iglesia es:
a) Ser una agencia de Dios para la evangelización del mundo
(Hechos 1:8; Mateo 28:19, 20; Marcos 16:15).
b) Ser un cuerpo corporativo en el que el hombre pueda
adorar a Dios (1 Corintios 12:13).
c) Ser un canal para el propósito de Dios de edificar a un
cuerpo de santos perfeccionados a la imagen de su Hijo
(Efesios 4:11-16; 1 Corintios 12:28; 14-12).
Las Asambleas de Dios existe expresamente para dar continuo
énfasis a esta razón de ser según el modelo apostólico del
Nuevo Testamento enseñando a los creyentes y alentándolos a
que sean bautizados en el Espíritu Santo. Esta experiencia:
a) Los capacita para evangelizar en el poder del Espíritu
con señales milagrosas (Marcos 16:15-20; Hechos 4:29-31;
Hebreos 2:3, 4).
b) Agrega una dimensión necesaria a la adoración y a la
relación con Dios (1 Corintios 2:10-16; 1 Corintios 12-14).
c) Los capacita para responder a la plena manifestación del
Espíritu Santo en la expresión de fruto, dones y ministerios
como en los tiempos del Nuevo Testamento para la edificación
del cuerpo de Cristo (Gálatas 5:22-26; 1 Corintios 14:12;
Efesios 4:11, 12; 1 Corintios 12:28: Colosenses 1:29).
1.11 EL MINISTERIO
Nuestro Señor ha provisto un ministerio divinamente llamado
y ordenado con el triple propósito de dirigir a la iglesia
en:
1.11.1 la evangelización del mundo (Marcos 16:15-20),
1.11.2 la adoración a Dios (Juan 4:23, 24), y
1.11.3 la edificación de un cuerpo de santos para
perfeccionarlos a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11, 16).
1.12 SANIDAD DIVINA
La sanidad divina es una parte integral del evangelio. La
liberación de la enfermedad ha sido provista en la expiación
y es el privilegio de todos los creyentes (Isaías 53:4, 5;
Mateo 8:16, 17; Santiago 5:14-16).
1.13 LA ESPERANZA BIENAVENTURADA
La resurrección de los que han muerto en Cristo y su
arrebatamiento junto con los que estén vivos cuando sea la
venida del Señor es la esperanza inminente y bienaventurada
de la iglesia (1 Tesalonicenses 4:16,17; Romanos 8:23; Tito
2:13; 1 Corintios 15:51, 52).
1.14 EL REINO MILENARIO DE CRISTO
La segunda venida de Cristo incluye el rapto de los santos,
que es nuestra esperanza bienaventurada, seguido por el
regreso visible de Cristo con sus santos para reinar sobre
la tierra por mil años (Zacarías 14:5; Mateo 24:27, 30;
Apocalipsis 1:7; 19:11-14; 20:1-6). Este reino milenario
traerá la salvación de Israel como nación (Ezequiel 37:21,
22; Sofonías 3:19, 20; Romanos 11:26, 27) y el
establecimiento de una paz universal (Isaías 11:6-9; Salmos
72:3-8; Miqueas 4:3, 4).
1.15 EL JUICIO FINAL
Habrá un juicio final en el que los pecadores muertos serán
resucitados y juzgados según sus obras. Todo aquel cuyo
nombre no se halle en el Libro de la Vida, será confinado a
sufrir castigo eterno en el lago que arde con fuego y
azufre, que es la muerte segunda, junto con el diablo y sus
ángeles, la bestia y el falso profeta (Mateo 25:46; Marcos
9:43-48; Apocalipsis 19:20; 20:11-15; 21:8).
1.16 LOS CIELOS NUEVOS Y LA TIERRA NUEVA
“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos
y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro
3:13; Apocalipsis 21:22).